Una antigua cooperativa que renace para el vino natural
En el mundo del vino natural, a menudo decimos que el vino no se hace, sino que se «acompaña». Pero para acompañarlo, primero hay que entender la tierra, escuchar el clima y, sobre todo, tener la valentía de romper con lo establecido. Hoy, en VinosNaturales.net, queremos llevarte de viaje. No a una bodega de diseño futurista, sino a un rincón de Rabós, en el corazón indómito del Alt Empordà, donde la tramontana sopla fuerte y las historias de vida se fermentan lentamente.
Lo que iba a ser una parada técnica para comprar un par de botellas, se transformó en una de las experiencias más reveladoras que hemos tenido este año. Conocimos a Dido y su pareja Jurriaan, dos holandeses que han encontrado en esta tierra de pizarra y granito su lugar en el mundo, y que están produciendo algunos de los vinos más honestos y vibrantes de la península.
El Viaje del Héroe: De la Industria Global al Arraigo Local
Nadie llega al vino natural por accidente. Siempre hay un detonante. Para Dido y Jurriaan ese «clic» mental ocurrió lejos de aquí, durante un viaje iniciático que duró años. Hace siete años, decidieron dejar atrás su vida convencional en Holanda para recorrer el mundo y descifrar los secretos de la viticultura.
Su periplo los llevó a lugares icónicos como Chile, Francia y diversas zonas vitivinícolas de Europa. Pero en ese viaje, no solo vieron la belleza; vieron también la sombra. Al adentrarse en las entrañas de la producción industrializada de vino, fueron testigos de la manipulación química, los monocultivos agresivos y la pérdida de identidad del producto en favor del volumen y la estandarización.
Esa convicción fue la semilla. Necesitaban un lugar donde echar raíces y aplicar esa filosofía de «mínima intervención». Y ese lugar fue una antigua cooperativa en el Empordà.
Recuperando la Memoria: Una Ex-Cooperativa con Alma Nueva
Hace cinco años, encontraron una joya arquitectónica y social en desuso: una vieja cooperativa de producción de vino en la zona del Empordà. Estos edificios son catedrales de la memoria agrícola de España; lugares donde, históricamente, los payeses unían fuerzas.
Recuperar este espacio no fue solo una decisión inmobiliaria, fue una declaración de intenciones. Al entrar, lo primero que te golpea es la autenticidad. No hay oficinas de cristal separadas de la producción. Ellos viven literalmente frente a su viña y dentro de la bodega.
Dido nos explicaba, mientras recorríamos las instalaciones, que vivir allí les permite estar conectados 24/7 con el ciclo de vida del vino. Si una fermentación espontánea sube de temperatura a las 3 de la mañana, ellos están ahí. Es un estilo de vida simbiótico que se ha perdido en la enología moderna, pero que es la base del verdadero vino natural.
Alquimia y Atrevimiento: hasta 70.000 Botellas de Pura Rebeldía
Actualmente, manejan una capacidad de producción que ronda las 70.000 botellas anuales. En el universo del vino industrial, esto es una gota de agua. En el mundo del vino natural, hecho a mano y sin aditivos, es una hazaña titánica. Elaboran tintos, blancos y unos orange wines (vinos naranjas) que son pura textura y emoción.
Pero lo que realmente nos dejó boquiabiertos no fue solo la calidad (que es altísima), sino la selección varietal. En una región dominada clásicamente por la Garnacha y la Cariñena, Dido y Jurriaan han apostado por la biodiversidad y la rareza:
Chenin Blanc: El desafío francés
Dido nos confesó que la Chenin Blanc es su variedad favorita, y también la más difícil de domar. Originaria del Valle del Loira, es una uva que requiere un clima específico para mantener su acidez nerviosa. Cultivarla en el Mediterráneo es un riesgo que pocos asumen. Tuvimos el privilegio de probar su «tope de gama» de esta variedad. El resultado es conmovedor: notas de manzana asada, membrillo, una acidez eléctrica y esa salinidad final típica del mar cercano. Es, sin duda, una de las Chenin más interesantes que hemos probado fuera de Francia.
Barbera: Un pedazo de Italia en Cataluña
Encontrar Barbera en España es casi misión imposible. Esta uva, famosa en el Piamonte italiano por su color profundo y su acidez vibrante (y bajos taninos), se ha adaptado maravillosamente a las manos de esta pareja. Son de los poquísimos productores en la península que se atreven con ella monovarietalmente. Es un vino jugoso, de esos que piden comida y compañía, alegre y lleno de fruta roja fresca.
Los Clásicos: Merlot y Cabernet Sauvignon en versión de Vino Natural
Incluso con variedades internacionales conocidas como el Merlot o el Cabernet, su enfoque natural cambia el juego. Lejos de las maderas pesadas y la sobre-extracción, sus versiones son fluidas, aéreas y respetuosas con el suelo de Rabós.
La Experiencia: Hospitalidad «Maja» y Catas Improvisadas
Lo que diferencia a los grandes proyectos no es solo el producto, es la gente. Dido y su familia son, en una palabra, «majos». Tienen esa hospitalidad del norte de Europa mezclada con la calidez mediterránea. Fuimos clientes, pero nos trataron como amigos.
Sin esperarlo, nos vimos envueltos en una cata improvisada. Dido abrió botellas, explicó procesos y compartió anécdotas sin prisa. Es esa generosidad la que fideliza. Ver cómo distribuyen su vino a diferentes partes de España y lo exportan al mundo te llena de orgullo; es el triunfo del pequeño productor frente al gigante.
¿Por qué el Vino Natural Importa?
Salimos de Rabós reflexionando sobre el impacto de lugares como este. El vino natural no es una moda; es una respuesta. Es la respuesta de gente como Dido y Jurriaan ante la industrialización de nuestra cultura. Es un acto de respeto por la tierra, por los agricultores y por nosotros, los consumidores que buscamos salud y verdad en nuestra copa.
Este proyecto en el Empordà es la prueba viviente de que se puede empezar de cero, recuperar el patrimonio arquitectónico y crear algo hermoso, sostenible y delicioso. Desde VinosNaturales.net, seguiremos de cerca cada añada de estas 35.000 botellas. Y tú, ¿te atreves a probar lo auténtico?
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